domingo, 15 de julio de 2018

El retablo Ayacuchano

Este término refiere al hecho que los primeros 'retablos' eran puestos detrás de los altares de las iglesias católicas tanto en España como en Latinoamérica. La tradición española de tener altares portátiles y nacimientos, también conocidos como "belenes" fue muy bien acogida en el mundo andino. Estas cajas contenían santos y otras efigies sagradas y eran usadas para cuidar las viviendas y a los viajeros que las llevaban consigo. El antecedente más cercano al retablo actual es el Cajón de San Marcos, patrón del ganado. Hasta ahora, el san marcos se usa para presidir el ritual de la herranza, o fiesta de Santiago, y para convocar a los espíritus que viven en las montañas. Pero el retablo siguió evolucionando. En la década de 1940, artistas ayacuchanos e intelectuales limeños de la corriente indigenista impulsaron el renacer de este arte. El artista popular andino se cuida de transmitir sus técnicas y secretos, restringiendo la transmisión de ellos a sus descendientes y unos cuantos discípulos, quienes deben permanecer años dentro del taller para poder dominar plenamente todas las técnicas. El retablo lleva mucho trabajo y uno de los aspectos básicos es el de la preparación de la pasta para el moldeado de las figuras. Los materiales eran una pasta hecha sobre una base de papa hervida y molida mezclada con yeso y la estructura suele ser de madera. La estructura de las personas en el tablero es hecha con un tipo de pasta en la que primero se realiza la mezcla de harina con agua hirviendo. Después mezclando el yeso el polvo colado(no siendo tan duro o suave, pero fuerte).
Salvo dos o tres destacados maestros retablistas como Cláudio Jiménez o Silvestre Ataucusi, que aun trabajan confeccionando estas finas y detallistas cajas de madera con figuras que representan desde el nacimiento de Jesús hasta las faenas agrícolas, hasta los horrores del terrorismo y los padecimientos del pueblo de Ayacucho en lasépocas en que Sendero Luminoso y el ejército estaban sumidos en la horrenda guerra que desangró nuestro país; las casas artesanales encuentran cada vez más dificultades para proveerse de retablos que mantengan el colorido, la exactitud y belleza de aquellos que desarrollaron este arte peruano desde inicios del siglo 20.

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